Hoy rescato una película de hace un par de años, Baby Driver, que pese a estar nominada al Oscar al mejor montaje y sonido, pasó desapercibida entre el público.
Edgar Wright, director de Zombies Party, Baby Driver o Scott Pilgrim, se ha erguido como uno de los exponentes del cine posmoderno actual. A lo largo de su filmografía ha creado un estilo bastante único y reconocible mediante la estética, y, sobre todo, la relación entre edición y sonido.
De entre toda su filmografía, me he centrado en su última película, Baby Driver (2017), ya que es un claro ejemplo de ese cambio paradigmático hacia la escucha.
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Baby Driver -- El Videoclip
El cine nació vinculado a la imagen, y pese a que el primer cine se llame cine-mudo, realmente nunca fue silente. Pensemos en la orquestra o pianola que acompañaba la imagen.
La imagen y el sonido eran independientes, y ocupaban espacios diferentes. No fue hasta la aparición del cine sonoro sincronizado donde se encontraron en el mismo espacio.
Ésta puede ser llamada la primera revolución sonora, a la cual le seguiría en los 70’s otra revolución del sonido, esta vez más tecnológica, con la aparición del Dolby Atmos, y, por último, en los 80’s la llegada del videoclip. La Music Visual Alliance proporciona la siguiente descripción de videoclip:
“Una forma de arte dinámico en la que lo visual y lo musical se combinan, a través de lo que se produce una interacción entre las dos partes. Con eso se logra un efecto único que sería imposible sin la interacción entre ambas partes. La forma ideal es la música visual.”
Obviamente, hay todo tipos de videoclip, pero el videoclip común, como régimen audiovisual, se enmarca en lo posmoderno, y, analizado desde las teorías del cine, rompió con el lenguaje audiovisual clásico. Entre sus rasgos estéticos encontramos:
Imágenes impactantes y dinámicas que crean saturación visual. Sincronía rítmica entre imagen y música, no a partir del efecto mickeymousing, sino a través del montaje.
Ritmo acelerado tanto en la duración de los planos como en el ritmo interno (lo mostrado dentro del plano). Ubicuidad y estética de la fragmentación tanto espacial (variedad de puntos de vista) como temporal (predilección por la elipsis).
Movimientos de cámara bruscos y rápidos. Colores saturados vinculados a la psicodelia y al pop. Abundancia de transiciones (flashes, cortinillas, sobreimpresiones). El primer plano ya no expone el rostro y da importancia al actor, sino que sirve para sincronizar puntos álgidos visuales con la música.
De la misma forma, la profusión de planos detalles imposibilita la reconstrucción espacial, generando entre todo un exceso de información en el encuadre. En definitiva, el videoclip está continuamente captando nuestra atención visualmente.
Todo esto nos lleva a la siguiente afirmación: El cine, sobre todo comercial, adoptó cierta estética del videoclip (entre otros medios audiovisuales como la publicidad, videojuegos, etc.) en cuanto a montaje y ritmo, pero siguió manteniendo una narrativa clásica en cuanto a representación del espacio, tiempo y relaciones narrativas.
Baby Driver -- La influencia del videoclip
Al ver Baby Driver, lo que más destaca es la edición de muchas escenas al ritmo de la música. Según el propio editor de la película: “All the music had to be cleared before shooting began. “I had every track on the Avid. Sometimes I had animatics attached to it; we did an animatic of the entire film with the correct music”. La imagen, por lo tanto, está subordinada a la música.
Edgar Wright es otro de los muchos directores que ha trabajado en la realización de videoclips para músicos como Beck, Mint Royale, Pharrel Williams, Charlotte Hatherley…
No es de extrañar, pues, que encuentre en estos cortos musicales un espacio de experimentación de la estética que luego traslade a su cine. No hay más que comparar el videoclip Blue Song de Mint Royale con el inicio de Baby Driver. Estamos ante la misma historia y montaje.
Si diseccionamos la estética del videoclip y la comparamos con el cine de Wright encontramos:
- La música, como elemento unificador de la edición, hace que las imágenes se deslicen en un mismo flujo independientemente de la temporalidad.
- Sincronía rítmica entre imagen y música a través del montaje: a lo largo de la película abundan las escenas que crean una armonía rítmica con la música. Podemos considerar la escena inicial de la película como ejemplo paradigmático en este sentido, y una declaración de intenciones del director.
- Colores saturados: el color en la filmografía de Wright experimenta una clara evolución, de colores más apagados a los saturados.
- Abundancia de transiciones: en este caso destaca el uso de transiciones a partir del paso de cuerpos u objetos delante de la cámara. Aun así, a lo largo de su filmografía encontramos también el uso de flashes.
- Ritmo acelerado de los planos: todo y que en las escenas de acción de Baby Driver encontramos un ritmo acelerado de edición, éste parece contenerse comparado a sus anteriores películas.
- Fragmentación espacial: El videoclip juega sobre los mismos motivos, jugando con 4 o 5 temas visuales y la edición más que avanzar en la acción hace girar las caras de un mismo prisma espacial, creando una sensación de polifonía visual. Esta característica la podemos encontrar sobre todo en las escenas de acción de Baby Driver, donde el espacio se divide en pequeños fragmentos para facilitar la edición al ritmo musical.
- Imágenes impactantes y dinámicas que crean saturación visual. Movimientos de cámara bruscos y rápidos.
Concluyendo, Baby Driver es un perfecto ejemplo de película basada en el sonido. Podríamos decir casi que el protagonista, Baby, rompe la 4ta pared porque él mismo es quien elige la banda sonora que muchas veces es la que impulsa la acción.
Si no habéis visto esta película os animo a ello. Si la habéis visto, os animo a repasarla prestando atención al montaje, la música y toda la información que nos puede aportar el sonido en la película.
Obviamente me dejo muchas cosas en el tintero, pero como una imagen vale más que mil palabras, aquí tenéis:
La entrada Baby Driver y la herencia del videoclip se publicó primero en LaCarne Magazine.
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