La música clásica cuenta con grandes figuras destacadas, y uno de esos personajes es el italiano Paganini, un virtuoso del violín que ha pasado a la historia por sus grandes obras, y que siempre estuvo marcado por leyendas oscuras y tenebrosas.
Pero, ¿qué tiene este personaje que tanto nos atrae? Su música, por supuesto, pero también todo lo que rodeaba la vida personal de este gran artista. Fue muy famoso en su época, y llamaba mucho la atención en sus espectáculos con el violín, y si seguís leyendo hasta el final, descubriréis por qué.
La historia de Paganini ha dado mucho de sí para escribir páginas y páginas sobre la historia de la música. Nuestras líneas hoy están dedicadas a él, a sus comienzos, a su leyenda, a sus grandes obras, y su figura como músico. Pero también veremos ese lado oscuro y sombrío que siempre le rodeó. Un interesante artista que merece la pena conocer.
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Paganini, el niño prodigio
Para hablar de Nicolo Paganini debemos embarcarnos en un viaje en el tiempo, concretamente a la Italia de finales del s. XVIII. Nuestro protagonista ya mostraba grandes dotes musicales desde pequeño, pues aprendió a tocar la mandonila con tan sólo cinco añitos.
Que un niño tocara un instrumente desde tan temprana edad no era algo muy frecuente en la época. Y aquí comezó la leyenda, pues se dice que una noche, mientras su madre dormía, el diablo se le apareció para decirle que el pequeño estaba destinado a ser un virtuoso de la música.
También existe el relato de que fue el propio Paganini quien rezó al diablo y le vendió a éste su alma a cambio de que le hiciera ser un virtuoso del violín. Otras historias cuentan que a su madre no se le apereció el diablo, sino que fue un ángel el que le dijo que su hijo sería un virtuoso del violín.
Fue entonces cuando su padre, movido por esta aparición diabólica o angelical, obligaba al pequeño a ensayar y estudiar durante más de diez horas, y posteriormente decidió que el pequeño Nicola debía tener un profesor que le enseñara las artes musicales. Pero cuando esto sucedió, y su maestro le escuchó tocar. le dijo que no podía hacer nada por él, y no porque el chaval fuera malo, todo lo contrario, decía que no tenía nada que enseñarle.
El tiempo pasó, y Paganini comenzó su andadura musical con la corta edad de diez años, cuando dió su primer concierto. Cuando se presentó por primera vez ante el público, su aspecto físico hizo que la leyenda se hiciera aún más real. Era un chico con una fisionomía un tanto extraña, sufría una enfermedad llamada Síndrome de Marfan o Ehlers Danlos, que afectaba a sus extremidades.
Por esta enfermedad o síndrome, Paganini tenía las extremidades muy alargadas y flexibles, las manos le llegaban a las rodillas y podía doblar sus articulaciones de tal manera que parecía que no tuviera ni huesos ni músculos. Esto le permitía tocar a una gran velocidad, y tocar las notas más difíciles sin esfuerzo.
Además de esta enfermedad, su aspecto era poco agraciado, era más bien feucho, con una nariz bastante alargada, muy pálido y bastante desaliñado. Todo ello contribuyó aún más a alimentar la leyenda de que estaba influenciado por el mismísimo diablo.
La excentricidad y el éxito de Paganini
Paganini fue compositor, y además del violín, también tocaba la guitarra.Con 16 años, en plena adolescencia, Paganini comenzó su gira por diferentes ciudades de Italia, Francia, Alemania, Austria que le llevaron al éxito.
Pero este éxito se le subió muy rápido a la cabeza, y cada vez eran más frecuentes sus borracheras, y, pese a su fealdad, a meterse en la cama de numerosas mujeres.
Estaba sumido en un agujero de alcohol y mujeres cuando una dama de la nobleza italiana llegó a él para «salvarle» de este ambiente. Una dama mucho mayor que él, y de la que se enamoró, aunque este idilio no duró mucho tiempo y volvió a las andadas de mujeres y alcohol, a la que sumó también el juego.
A la edad de 20 años ya había compuesto más de veinte obras musicales para diversos instrumentos, todo un genio. De escribir obras para los demás, comezó a componer para sí mismo, aunque su éxito fue más como violinista que como compositor.
De las obras más famosas de Paganini destacan Concierto para violín Nº1 y 24 caprichos para violín, pero también compuso numerosas obras para música de cámara, cuartetos y tríos para guitarra y cuerdas, sonatas, variaciones para dos violines y violonchelo, dúos para violín y fagot, obras completas para violín y orquesta, etc, etc.
Aquí os dejamos uno de esos 24 caprichos para violín que suena maravillosamente bien, para que disfrutéis un poco de la música clásica y de este genio del violín. En este caso tenemos el capricho nº24 de esta obra, interpretada por Maxim Vengerov, pero observad los dedos del violinista, la velocidad a la que mueve sus dedos… Pues imaginaros a Paganini tocando esta pieza, debía de ser un auténtico espectáculo.
El peculiar aspecto de Paganini y su virtuosismo con el violín atraía a un gran número de público. Podía tocar muchas de sus obras con una sola de las cuatro cuerdas del violín, y su velocidad era de tal magnitud que podía tocar algunos de sus movimentos perpetuos a 12 notas por segundo.
La leyenda del violinista del diablo era alimentada por el propio artista, que realizaba unas presentaciones un tanto bizarras. Mientras tocaba, contorsionaba su cuerpo de tal forma que inclinaba su cabeza hasta casi llegar al pie derecho, formando la figura de un triángulo. A ello le sumaba además algunas sombras de pequeños diablillos que le daban aún si cabe un toque más siniestro.
Aprovechó la leyenda tras de sí, y sus conciertos eran todo un espectáculo que todos querían ver. Rompía algunas cuerdas del violín y tocaba con tan sólo una o dos, y sonaba perfectamente, incluso como si estuvieran sonando más de un violín. Cómo nos hubiera gustado ver este espectáculo!
Los últimos años del virtuoso del violín
La vida de Paganini estuvo rodeada de éxito, pero también le acompañaron muchas sombras. Como ya os hemos comentado, tenía problemas con el alcohol, y a menudo se metía en líos de faldas que en más de una ocasión dieron con sus huesos en prisión.
Gracias al éxito que obtuvo, amasó una gran fortuna, pero el dinero no solía durarle mucho tiempo, como ya os hemos contado la fue dilapidando en alcohol y juego. De hecho, hubo una ocasión en la que tuvo que vender su violín y tuvo que pedir uno prestado para poder dar un concierto.
Paganini nunca lo devolvió a su dueño original, de hecho se convirtió en su instrumento favorito de los cinco violines que tenía. A éste le puso el nombre de Il Cannone (El Cañón) por su potente sonido y resonancia.
Pero llegó un momento en el que parece que el músico encontró la calma, y abandonó esa vida de excesos cuando finalmente encontró el amor. Conoció a la cantante Antonia Bianchi, con la que estuvo de gira y con la que finalmente se casó y tuvo un hijo al que llamaron Aquiles.
La salud de Paganini cada vez era más delicada, sufría de tuberculosis con fuertes crisis de hemoptisis. También padecía de sífilis e intoxicación por mercurio, ya que esta enfermedad se trataba frecuentemente con este elemento químico. Aunque los médicos le desaconsejaron este tratamiento, el músico parecía que estaba enganchado a este fármaco, y desoyó los consejos médicos.
Además de ello, padecía gingivitis estomacal, que hizo que perdiera gran parte de su dentadura y esto desfiguró mucho su rostro. Perdió la voz y sólo se comunicaba a través de su hijo al que le susurraba al oído todo aquello que quería decir. Comenzó a sufrir temblores, lo que le impedía escribir y tocar el violin.
Paganini cada vez estaba más triste y apagado, y finalmente, debido a una de las crisis que sufría de hemoptisis, junto con todo lo que ya padecía, murió un 27 de Mayo en Niza en el año 1840.
Como curiosidad, contaros que el cura se negó a darle sepultura pues ese virtuosismo con el violín y su forma de tocar eran algo sobrenatural, y consecuencia de un pacto diabólico. Como veis, la leyenda se mantuvo hasta el final de sus días. Finalmente su cuerpo se embalsamó, y posteriormente pudo ser enterrado en un cementerio de la ciudad italiana de Parma. En su epitafio de puede leer:
«Aquí yacen los restos de Niccolò Paganini,
un violinista que inspiró a Europa entera.
Con su divina música y su talento supremo
otorgó a Italia un renombre sin precedentes»
Obras más destacadas de Paganini
Muchas son las obras que el gran Paganini compuso tanto para violín como para otros instrumentos. Una de ellas, de la que ya os hemos hablado, es la de 24 caprichos para violín y de la que habéis podido escuchar el nº24.
De todos esos caprichos también merece la pena escuchar el nº13, también conocido como La Risata del Diavolo. Como veis, Paganini jugaba mucho con su propia leyenda, poniendo incluso estos títulos a algunas de sus canciones.
También tenemos, por ejemplo, La Campanella, uno de los estudios para piano de Paganini, revisada y compuesta por el gran Franz Liszt, un gran admirador del violinista al que influyó enormemente. Está basada en un tema del concierto para violín nº2 de Paganini, y el maestro Liszt la adaptó al piano, pieza muy complicada de tocar en ambos instrumentos. Aquí os dejamos la pieza interpretada por otro gran violinista contemporáneo, Ara Malikian.
Aunque menos conocida que la de Vivaldi, Paganini también compuso una obra que llevaba por título La Primavera, una sonata para violín y orquesta. Aquí os dejamos esta pieza interpretada por el violinista Salvatore Accardo junto a la Orquesta Filarmónica de Londres.
Paganini era un virtuoso del violín, ya sea por su enfermedad o por su pacto con el diablo, el excéntrico músico era capaz de tocar notas imposibles y crear obras maravillosas.
Siempre será un clásico, un símbolo del romanticismo, inspiración de otros músicos que aparecieron posteriormente, un virtuoso del violín que alcanzó la fama y traspasó fronteras, y cuya leyenda hoy sigue viva entre nosotros.
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